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Madrugué para la estación de Yokohama, allá nos encontraríamos los nuevos empleados, María y yo para el viaje a la península de Bousou al entrenamiento de nuevos empleados.

En ViNAWALK (debo pasar por ahí para llegar a la estación de Ebina) vi un almacén por el que paso todos los días y no había leído su nombre.

Sería éste un mensaje subliminal?

En el tren a Yokohama tomé fotos de la cotidianidad de los Japoneses que se la pasan enviando mensajes de texto desde el celular.

Acá no existen los SMS, cada celular tiene una dirección electrónica entonces la gente siempre está enviando mails. Desde niños hasta viejitos, todos se la pasan pegados del celu enviando mensajitos.

En la estación de Yokohama debimos tomar otro tren, y luego un bus que nos llevara al ferry en el que viajaríamos hasta la península Bousou en la prefectura de Chiba.

El viaje en ferry fue muy lindo pero muy corto, aproximadamente 30 minutos.

Al llegar a Bousou, nos recogieron del hotel.

Bousou es un pueblito, las casas no son bonitas, en realidad nada en ese lugar es lindo, tal vez el único hotel que haya sea en el que nos quedamos, un hotel bonito en una montaña con una vista hermosa.

Takase-san daría una charla de 3 horas para los nuevos empleados y muy considerado me dijo que como yo no entendería nada era mejor que me quedara afuera haciendo lo que fuera, viendo tv o algo (porque aún no hacíamos check in, era a las 3pm).

Caminé un rato y me dediqué a tomar fotos.
Los árboles de sakura ya tienen hojas verdes, se ven totalmente diferentes.

Trabajamos en la tarde y en la noche la cena fue hermosa.
En Japón se acostumbra comer más en la noche que al almuerzo, pues la cena estaba servida divina, porciones pequeñas en platos separados.

Uno iba comiendo y le llevaban más platos.

¿Qué comimos? No sé! yo comí de todo aunque no todo fue de mi gusto, el Sashimi es rico pero hay pescados crudos que no son tan ricos, al final de la cena la boca me sabía a acuario, sentí que me había comido muchos nemos vivos.

Después de la cena trabajamos otro rato.
Lo más emocionante de todo el día fue entrar a la habitación (la compartía con María) era que tenía CAMA!!! cuánto tiempo sin ver una cama!!
w0w que felicidad...
pero... no teníamos ducha -¿por qué? - Ninguna habitación en todo el hotel tenía ducha, las personas iban a bañarse a las duchas públicas del hotel y luego entraban al Onsen.

Las duchas de mujeres estaban separadas de las de los hombres, uno se iba en Yukata (todo el mundo tenía la misma) hasta las duchas...

Debo reconocer que estaba un poco intimidada, debía quitarme toda la ropa y caminar desnuda hasta las duchas delante de todas las niñas que hubiera ahí (incluyendo mis compañeras de NCK).
Para las japonesas es algo normal, pero para mí no!
Lo único con lo que uno entra es con una toallita de mano para medio secarse al salir de allá.
Obviamente eso no tapa nada.

Bueno la quitada de la Yukata fue la parte más difícil, después resultó siendo una experiencia nueva pero rica.

Las duchas están separadas con un murito, a uno sólo lo ven las personas que pasan detrás de uno.

Uno se baña sentado delante de un espejo, agua deliciosa y luego de bañarse uno va a los Onsen (piscinas de aguas termales), y se mete el tiempo que quiera. En el hotel había 4 diferentes, variaba la temperatura o las "sales" del agua.
Estuvimos ahí un rato, luego volvíamos a ponernos la yukata, una sesión de silla masajeadora, secado de cabello y a dormir!
También había tensiómetro por si alguien se sentía mal después de salir del Onsen y por fin! una báscula en la que hicimos nuestro seguimiento de peso todos los días jijijiji.
Primera vez que me pesaba desde que llegué a Japón, maravillosamente he bajado 4 kilos pero no creo que baje más de ahí.