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Un poco perdida en el tiempo porque son 14 hroas de diferencia con Colombia y porque había perdido practicamente medio día al llegar, fui a inmigración, recogí mis maletas, revisaron una y seguí. Las niñas que miraban las maletas tenían un uniforme azul, igualitas a las policias de Pokemon!

A la salida María (la niña Colombiana que trabaja en mi empresa) esperaba por mí! que alivio, sino hubiera estado me habría puesto a llorar.

Dentro del aeropuerto había señales en inglés pero muy pocas personas que trabajan allá hablan inglés y los que hablan no lo hacen muy claro en verdad.
Así que María me dio tranquilidad, ella si se comunica perfecto, compramos tiquetes de bus que nos llevarían del aeropuerto a Hanotsugi, una estación del tren muy cerca a Ebina (la ciudad donde vivo ahora).

Muy puntales salimos a las 5pm en bus hacia Hanotsugi con la suerte de pasar por Tokyo, en ese momento empecé a dudar de si todo esto era realidad. Suena cursi, pero así fue, pensaba en lo increible de estar al otro lado de lo que solía ser mi mundo, fue fantástico (otra palabra cursi jijiji pero así era), no pensaba que ver edificios por montones pudiera sorprenderme, pero estos si, era como todo el contexto, las calles unas sobre otras, la gente conduciendo a la derecha, edificios enormes con todas las luces prendidas, pero no era como cualquier ciudad grande, era como estar en el futuro, en la ciudad de los supersónicos jijijiji, fue algo así.
Quise bajarme y tomar fotos pero no podía... y en medio de tantos carros, neones y edificios apareció ahí, La Torre de Tokyo

que para muchos puede ser una copia de la de Paris, pero para mí era sólo la prueba de que en realidad estaba ahí! Fueron pocos minutos sobre una avenida y fueron increibles.

Luego llegamos a la estación, con mucha gente, niñas hermosas, si son hermosas! todas parecen muñecas y niños con pintas divinas. NO ME EMPUJARON PARA ENTRAR AL TREN, por ahora sigue siendo mito urbano, hasta que se demuestre lo contrario. Un tren lleno de publicidad muy Japo, y no aguanté las ganas de sacar la cámara y tomar fotos

pensé que a ellos podría molestarles pero no fue así, ni siquiera les importa la existencia del resto, cada uno en su mundo.
Como mujer no sentí que los hombres se sintieran superiores y todo eso que decían que debíamos caminar detrás de ellos, pero si queda algo muy claro: NO HAY CABALLEROS EN JAPON, no hay! no les importa verlo a uno encartado, a punto de entrar a ascensor o a un almacén, ellos no colaboran con la maleta, ni ayudan a tener la puerta, nada!

Llegamos a la estación de Ebina que queda justo en el único centro comercial de Ebina, se llama VinaWalk, así que aprovechamos para comer ahí.

Llegamos a la zona de restaurantes y me sorprendió ver que todos tienen vitrina, ahí ponen comida artificial que se ve supremamente real con los precios, así uno sabe si entra o no.

Decidimos que mi primer comida en Japón debía ser muy Japonesa, así que entramos a un lugar de Okonomiyakis (son unas tortillas hechas de repollo y huevo acompañadas por lo que uno quiera, muy típico de Japón pero es casi comida rápida), y ahí estaba! mi comida!

se ve rica no? jijijiji estaba cruda, una mesera extremadamente amable (la atención es extrema en todas partes) cocinaba sobre la misma mesa.

La comida estuvo deliciosa (Oishi), los camarones de acá son deliciosos y ya llenitas vinimos a conocer mi nueva casa, pero a la salida no pude evitar ver un Pachinko (no han visto el especial de pachinkos en tv?? son los casinos de Japón, algún día les hablaré con detalle sobre ellos).

Esta es mi casa, así igualita, con un olor delicioso, no sé qué olor sea ni es fácil de describir, pero es delicioso.

No tenía internet (por eso no había actualizado el blog), pero si una felicidad grandísima, mi apartamento super acogedor, con una vista linda y estaba en Japón!
No dormía bien hacía día y medio pero ya no tenía sueño, así que fui a la esquina donde tengo un minimarket conocido aca como "combini" (así les dicen) e hice mi primer compra! las cosas para desayunar y tener en la nevera.

Por alguna razón me pidieron sacar unos papelitos allá y me gané un descuento de 100 yenes en la compra, no es mucho pero estuvo divertido... más pruebas de lo afortunada que soy jijijiji.

Desupés de tanto conocer y viajar ya era justo dormir, un futón esperaba por mí en el "segundo piso" miniatura de mi apto...